Pasadas unas pocas horas del final de los Juegos Olímpicos de Río 2016, una cosa parece clara, no pasarán a la historia por ser las mejores olimpiadas. A los problemas organizativos se les puede añadir los casos de corrupción, las acusaciones de soborno en el boxeo, los testimonios de explotación laboral o las rocambolescas mentiras de los nadadores americanos. Todo esto nos hace preguntarnos ¿Dónde ha quedado el Espíritu Olímpico en Río 2016?
Vamos, primeramente, a analizar qué simboliza el Espíritu Olímpico, qué aspectos lo representan. De una manera muy esquemática podríamos destacar los siguientes:
- Utilización del deporte como un elemento que fomente el espíritu de equipo y la superación personal para conseguir las metas marcadas a través del esfuerzo.
- Fomento de la participación por parte de todas las naciones, razas, sexos y edades.
- Promoción de todo tipo de deporte.
- Juego limpio, luchando contra la lacra del dopaje.
- Mensaje de amistad, paz e igualdad entre los pueblos.
Como veremos a lo largo de este artículo, el cual publicaremos divido en dos partes, la realidad de los Juegos de Río 2016 ha distado mucho de estos conceptos.
Escándalo de Corrupción
Río 2016 comenzaba el pasado 5 de agosto salpicado por la corrupción. Ese mismo día, Kevin James Mallon, director de la empresa THG Sports, era detenido por supuesta posesión de más de 700 entradas que estaban destinadas a la reventa ilegal.
La policía sospechaba que las entradas encontradas hubieran sido vendidas por precios superiores a los 7.800 dólares cada una, llegando a alcanzarse una suma total de 3.1 millones de dólares.
Dentro de esta trama estaría, supuestamente, involucrada la compañía irlandesa Pro 10 Management, encargada de la reventa de entradas en Irlanda.
Pero el bombazo saltaba el pasado día 17 de agosto, cuando el presidente del Comité Olímpico Irlandés, Patrick Hickey, era detenido, supuestamente, en relación a este caso de corrupción.
Su detención fue digna de película, con intento de fuga incluida. Posteriormente fue trasladado a un hospital cercano al sentirse indispuesto.
Se daba la circunstancia que Hickey también ostentaba el cargo de presidente del Comité Olímpico Europeo, que engloba a los 50 organismos olímpicos del continente. Hickey, antiguo judoka cinturón negro, fue el encargado de la organización de los pasados Juegos Europeos en Bakú, los cuales fueron ampliamente criticados por organizaciones de los derechos humanos.
Acusaciones de soborno en el boxeo
El pasado 16 de agosto, el boxeador irlandés Michael Conlan estallaba contra la AIBA (Asociación Internacional de Boxeo) al termino de su combate contra el ruso Vladimir Nikitin. Los jueces acababan de otorgar, contra todo pronóstico, la victoria a Nikitin.
Conlan manifestaba en referencia a la AIBA que «Existe corrupción desde el núcleo hasta la cima. Son unos jodidos tramposos. Son conocidos por ser tramposos. El boxeo amateur apesta». «Nunca boxearé de nuevo en esta competición. Si la gente sigue estos Juegos Olímpicos y ve algunas de las decisiones…Todo gira en torno a quién pague más. Quien tenga la mayor influencia gana»
Michael Conlan Fotografía Jae C. Hong/AP
Ya el día anterior se había generado una gran polémica, cuando otro boxeador ruso, de los pesos pesados, se llevaba el oro en su combate sobre el Kazajo Vassiliy Levit. El público asistente no aceptó de buen grado el veredicto y comenzó a abuchear al boxeador vencedor.
El entrenador jefe americano, Billy Walsh, afirmaba por su parte, que se trataban de los peores juegos desde Seúl 88, en lo referente al boxeo.
Otro entrenador americano, también declararía a The Guardian «Estoy empezando a creer que están haciendo algo. Es asqueroso».
Para añadir más leña al fuego, un juez retirado había declarado, también a The Guardian , que la corrupción estaba «Viva y coleando». «Como había predicho, la corrupción está viva y a salvo. Las decisiones hablan por sí solas. Está claro que la AIBA no hará nada acerca de esto. Es hora para que el COI intervenga»
Para esta fuente, sólo con la dimisión del presidente de la AIBA, la de sus dirigentes y todos los jueces de los Juegos, se podría cortar con la corrupción de raíz.
«El presidente Wu necesita dimitir, así como el director ejecutivo y los altos miembros. Todos los jueces y árbitros necesitan ser suspendidos. Esa es la única manera de cambiar las cosas».
Por su parte la AIBA, salía al paso de las acusaciones afirmando «Esa es una alegación seria. Realmente no quiero hacer ningún comentario acerca de fuentes anónimas, porque pueden venir de cualquier lugar. Pero sí puedo asegurar que la AIBA toma todas las medidas necesarias para evitar ningún contacto entre la parte institucional y los miembros del AIBA, árbitros y jueces.»
En relación a las críticas provenientes de púgiles y entrenadores la AIBA comentaba «Como siempre hemos dicho, seguimos una evaluación constante de nuestros árbitros y jueces. Tomamos las pertinentes acciones cuando son necesarias. Obviamente, no podemos aceptar acusaciones sin fundamento, hechas en caliente al salir del ring».
Posteriormente, salía a la luz, que una serie de jueces habían sido apartados tras la revisión de algunas decisiones tomadas en los Juegos de Río. En este sentido, la AIBA afirmaba que «sólo un puñado de decisiones no han estado al nivel esperado».
Entre los jueces apartados se encontraban los encargados del combate entre Michael Conlan y Vladimir Nikitin, quien por cierto no pudo disputar la semifinal por lesión.
La reacción del boxeador irlandés no se ha hecho esperar en las redes sociales.
Acusaciones de corrupción y soborno no representan, precisamente, al ideario del Espíritu Olímpico en Río.
