Hoy continuamos con nuestro artículo ¿Eurocopa de fútbol, el torneo de las sorpresas? repasando el caso de la República Checa en la Eurocopa de Inglaterra de 1996.

El 1 de enero de 1993 la antigua Checoslovaquia se escindía en dos nuevas naciones, la República Checa y Eslovaquia. Comenzaba una nueva etapa económica, social, política y también deportiva para ambas naciones.

La joven selección checa accedería a la Eurocopa celebrada en Inglaterra en el año 1996 como sorprendente campeona de grupo por delante de una Holanda con toda su pléyade de estrellas procedentes del Ajax de Amsterdam, campeones de Europa en 1994 y subcampeones continentales un año más tarde. Jugadores como Edwin Van der Sar, los hermanos de Frank y Ronald de Boer, Edgar Davis, Danny Blind o Patrick Kluivert a los que habría que añadir talentos como el de Dennis Bergkamp, Clarence Seedorf o Aron Winter.

Para una selección novata plagada de jóvenes jugadores como Pavel Nedved, Karel Poborsky, Patrik Berger, Radek Bejbl, o Vladimír Smicer, el simple hecho de participar en el campeonato significaba un premio pero a su vez una responsabilidad, debían representar a su nueva nación.

Chequia quedaría encuadrada en un grupo terrible junto a Alemania, subcampenones de Europa cuatro años antes;  Italia, subcampeones del mundial de USA 94  y Rusia.

El sorteo de grupos no presagiaba nada bueno para la selección checa y la derrota en el partido inicial ante los germanos no hacía más que confirmar los pensamientos más pesimistas. Los alemanes conseguirían la victoria con goles de Andreas Möller y Christian Ziege. Ficha del partido.

Todo daría un vuelco en el segundo partido ante Italia. Los checos sacaron a relucir un juego ofensivo y ambicioso derrotando a la selección azzurra por dos goles a uno. Los tantos de Nedved y Bejbel doblegaron a una Italia con Angelo Peruzzi, Paolo Maldini, Alessandro Costacurta, Roberto Donadoni, Gianfranco Zola o Alessandro Del Piero. Ficha del partido.

Un gol in extremis de Smicer daría a los checos el empate a tres final ante el equipo ruso de Valeri Karpin y Aleksandr Mostovi obteniendo con ello las llaves hacia los cuartos de final donde les esperaba la selección portuguesa. Ficha del partido.

Ante la Portugal de Rui Costa y Luis Figo, los checos confirmaron su intención de seguir haciendo historia. Una magistral vaselina de Poborsky, que quedará en los anales de la historia de la Eurocopa, noqueaba a la escuadra lusa. Ficha del partido.

La semifinal ante Francia se decidiría en la tanda de penaltis. En ella el guardameta Petr Kouba, que ya había sido providencial durante todo el partido con sus intervenciones, fue el héroe de su selección al detener el lanzamiento decisivo desde el punto fatídico al galo Pedros. De manera increíble, contra todo pronóstico, la República Checa se había colado en la final de la Eurocopa. En aquella Francia, se encontraban jugadores de la talla de Laurent Blanc, Marcel Desailly, Lilian Thuram, Youri Djorkaeff o el grandísimo Zinédine Zidane. Ficha del partido.

En la final se reencontrarían con Alemania, único equipo que había sido capaz de derrotarles hasta ahora. Por desgracia para los checos los teutones volverían a llevarse la victoria por dos goles a uno. El sueño se tornó en pesadilla con un gol de oro en el tiempo prolongación. Pese a que Berger había adelantado a los checos desde los once metros, los dos goles de Oliver Bierhoff dieron la vuelta al partido y llevaron el trofeo hacia tierras alemanas. En aquella selección destacaban jugadores como Matthias Sammer, Thomas Hässler o Jürgen Klinsmann. Ficha del partido.

Pese a no alzarse con la victoria, los checos siempre serán recordados como aquel equipo novato que llegó a codearse con las grandes potencias europeas enamorando con su fútbol.

 

 

 

 

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